lunes, 17 de agosto de 2009

"El 'Gute' está de vuelta".

Gutenberg Martínez regresa a la primera línea

GUTENBERG MARTINEZ : La opción de ME-O apunta a sacar a la DC del cuadro político y de destruir al Partido Socialista

”Al igual que los boom inmobiliarios, es una burbuja que dura un tiempo”, asegura el ex presidente DC y marido de Soledad Alvear.

”La opción de Marco Enríquez apunta a sacar a la DC del cuadro político”

”El ‘Gute’ está de vuelta”. El comentario fluyó en el oficialismo el lunes 10 de agosto apenas se supo que el senador Jorge Pizarro -su amigo y colaborador político más cercano- había sido ungido como jefe territorial de la campaña de Eduardo Frei.

Poco antes, “la mano política” del ex presidente de la DC había quedado en evidencia en la Quinta Costa con el destrabe de una negociación que no se veía fácil: la postulación de Hernán Pinto y Aldo Cornejo al Senado y a la Cámara, respectivamente, enredada por fricciones personales y políticas.

Gutenberg Martínez (59), abogado y esposo de la senadora Soledad Alvear, ha estado en todas las campañas, incluida la de Frei del 93, que lideró desde la presidencia del partido.

Por años optó por apartarse de la primera línea y centrarse en lo académico, en la presidencia del directorio de la Universidad Miguel de Cervantes. Pero la política pudo más. Los lunes participa en las reuniones del comité estratégico del comando, mantiene una fluida comunicación con el candidato y está involucrado cada vez más en las decisiones, al punto que su teléfono permanece ocupado.

Sus camaradas lo ven como el próximo presidente de la DC o participando en el gabinete de Frei si sale electo. Pero él no adelanta pasos.

”No hay nada de eso”, dice.

-¿La candidatura de Frei ingresó a una zona de peligro?

-Hemos tenido algún ruido interno, pero no hemos ingresado a territorios de esa naturaleza.

-¿Ruido interno o descontrol de la Concertación?

-Hay un problema de oportunidad y de método. En una campaña, las distintas visiones debieran procesarse internamente para no generar ventajas a otros. Pero como somos una coalición que canaliza tres mundos -el de izquierda, el socialcristiano y el laico socialdemócrata-, a veces tenemos diferencias objetivas. Lo importante es que contamos con capacidad histórica para dirimir controversias.

-¿Cuál es su evaluación del momento actual de la Concertación?

-Estamos en un cuadro complejo. La irrupción de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami generó un cuadro político distinto. Nos empezaron a golpear desde dos flancos, pues aunque se niegue, hay una evidente colusión entre las candidaturas de Piñera y de Marco Enríquez-Ominami en contra de nuestro abanderado, que pretende generar un cuadro ficticio.

-En el propio oficialismo hay quienes temen que Eduardo Frei quede en la tercera ubicación.

-Eso no es así. Frei y Piñera son las opciones que van a pasar a segunda vuelta. Esto, porque la candidatura de Enríquez-Ominami carece de masa crítica para presentarse como una candidatura de gobierno verdadera; es fundamentalmente mediática. Puede generar simpatías en algunos y, en otros, el deseo de darse un gustito, pero las mismas encuestas demuestran que sólo un 3 por ciento cree que podría llegar a ser Presidente. O sea, al igual que los booms inmobiliarios, es una burbuja que dura un tiempo.

-¿Usted es de los partidarios de confrontar a Enríquez-Ominami?

-Soy partidario de hablar en serio y con claridad. No hay que entender esto ni como una batalla ni tampoco como un diálogo de amigos, porque no lo somos. El objetivo central de ellos, como lo planteó el senador Carlos Ominami, apunta a destruir a la Concertación.

-¿El triunfo de Enríquez-Ominami implica la destrucción?

-No, porque eso no va a suceder. Pero sí hay una decisión de dejar fuera al mundo humanista-cristiano y generar una izquierda laica, similar al lib/lab , mezcla de liberalismo, laborismo y populismo del que hablan los filósofos europeos. Se apunta a romper el principio de gobierno de mayoría, a romper la renuncia a la pretensión de hegemonía de unos sobre otros o de líneas sectarias entre el mundo de la izquierda y de la DC. Ellos no valoran nuestra pluralidad.

-¿Prevé una exclusión de la Democracia Cristiana?

-La opción de Enríquez-Ominami apunta a sacar a la DC del cuadro político y de destruir al Partido Socialista.

-¿No advierte un sentimiento similar en contra de la DC de parte de sus socios?

-No. Porque cuando en un momento se dio el eje PS-PPD y radicales versus la DC, se llegó a la conclusión de que eso no podía seguir y se rompieron esos bloques. Un voto a Enríquez-Ominami es un voto que debilita a la alianza de centro e izquierda en Chile y potencia a Piñera. Y esto lo sostengo porque antes de que surgiera la candidatura de ME-O todas las encuestas indicaban que en segunda vuelta estábamos empatados. Y si se observan las cifras de los últimos 15 días, con la candidatura de Enríquez-Omimami, Piñera nos empieza a sacar 5 o 6 puntos de distancia. Conclusión: el hecho político es que la candidatura de ME-O fortalece a Piñera.

-Si el comando de Enríquez-Ominami está por destruir a la Concertación, ¿es imposible un entendimiento con ellos para una segunda vuelta?

-Nosotros vamos a entendernos con el electorado que por error puede estar marcando una cierta opción por él. Aquí nadie maneja los votos, y uno tiene el deber de hacer afirmaciones claras: él no tiene opción de ser gobierno, y en los hechos favorece a la derecha.

-¿Qué responsabilidad tienen las dirigencias con lo que está sucediendo con la candidatura Frei?

-Tiene que haber una toma de conciencia muy fuerte de nuestras dirigencias políticas respecto del cuadro que estamos enfrentando y lo mal que le puede ir al país si no hacemos las cosas bien. Si mañana llegara a ganar Piñera, el país va a enfrentar una situación difícil. La derecha no tiene capacidad de gobierno: va a ser minoría política en el Congreso, va a ser minoría social, va a haber problemas de gobernabilidad. Eso va a afectar el crecimiento y la paz social.

-¿Ese discurso es idéntico a las advertencias de caos que se hacían cuando estaba por ganar la Concertación?

-No hablo del caos, sí de un hecho de la causa. La Alianza no va a tener mayorías. Además, carece de programa real. El neoliberalismo ya no es respuesta y no cree en la protección social.

-La Concertación no ha dado muchos ejemplos de gobernabilidad en el último tiempo, con la rebelión de los radicales y ahora del PPD. ¿Hay que poner orden?

-Como coalición no somos un regimiento, pero sin duda las dirigencias tienen la obligación de mirar más allá de la realidad de los partidos, tomar conciencia de la situación, de los peligros y de las amenazas. Si hay algo que hay que entender es que uno tiene que mirar más a los ciudadanos que a la lógica interior con que se mueven los partidos políticos.