martes, 11 de enero de 2011

Un fracaso inexorable

Tomás Jocelyn-Holt

El PDC acaba de tener su junta nacional. Al comenzar su gestión, Ignacio Walker subió expectativas. Habló de movimiento por la renovación. De oposición inteligente. A muy poco andar esas expectativas cambiaron. Ahora invita a juzgar su gestión por su desempeño municipal y coloca el umbral muy cerca del actual número de alcaldes de la DC. Al igual que todas las gestiones anteriores, baja la vara para no exponerse a los efectos de un devenir más complejo que sus promesas electorales y aplaca cualquier crítica con la droga de candidaturas y cargos menores. Ninguna estrategia para revertir la amenaza a los partidos dominantes que la confianza casi ciega en el desempeño personal y la magia que supondría presentarlo así a un auditorio descreído que ya ha escuchado la misma música por años.

Sin embargo, el país ya refleja una dispersión que es imposible ignorar. La Democracia Cristiana, que culturalmente podría aspirar a un quinto del electorado, hoy no es ni siquiera la mitad aún a pesar que tiene un número de senadores y alcaldes que supera su peso real. Ese elenco de cargos no le ha sido útil para hacer la diferencia y generar la expectativa para retomar la conducción del país.

La tentación de la fuga hoy es irresistible con candidatos independientes que logran 20% de los votos e inscriben partidos propios. Ni siquiera la apuesta por el desgaste de Piñera garantiza una mirada de mediano plazo ante un gobierno que aprendió de la misma Concertación la fórmula de subsidio por aquí, spin por allá y juego por el margen electoral de un país empatado. Por último la apelación por refundar la Concertación tampoco recupera una diáspora democratacristiana que ya se fue de la Concertación y que no tiene ningún interés por volver.

A pesar de lo anterior, nuestros encuentros partidarios transcurren bajo el embrujo de tres cinismos. El primero es la beatería de la Concertación profesada por muchos de los que se opusieron a ella en sus comienzos. Levantar sospechas de camino propio es la mejor manera de amedrentar a críticos. El segundo cinismo es la gárgara de la lealtad por quienes no ofrecen lo que exigen. Yo mismo sufrí a un senador hacer campaña por un contrincante extra-concertación y que exigió expulsar a H. Sabag apenas tuvo una opinión distinta en materia anti-terrorista. La lealtad es un fetiche que se tira según lo que cada cual entiende por tal más que un sentimiento espontáneo de una comunidad de valores. Por último, está el cinismo centro-izquierdista. El mismo que permite privatizar sanitarias bajo Frei y escandalizarse si otro hace lo mismo con las facultades que le dio Lagos. O el que permite usar el congreso ideológico de la DC para justificar el cambio de opinión del presidente del PDC sobre el voto obligatorio aún a pesar que se haga el leso de lo que ese mismo congreso dijo sobre educación, energía nuclear, etc.

Mientras, el resto de la izquierda intenta reagruparse y hace su pega. Ahí nadie hace tremendos alegatos por la Concertación. Bachelet dejó de herencia no sólo el gobierno de Piñera sino tres grupos socialistas que tienen vasos comunicantes entre si y cuyos desacuerdos públicos no son más que reacomodos históricos de una cultura política que no necesita apelaciones disciplinarias. El desafío entonces es convencer a MEO de ir a una primaria a la que él acudirá solo si la puede ganar. Si no se pasa de idiota.

Y el PDC acepta gustoso una primaria en la que está condenado de antemano. Si la gana, esos tres grupos socialistas siguen separados y la sangría por debajo minará cualquier supuesta lealtad a favor de ese candidato común. Si la pierde, mejor. La izquierda se reagrupa y el PDC le resuelve su problema, renunciando a presentar candidato y dejando al 20% potencial del país sin expresión política. Algunos se molestan cuando les digo que nadie fuera de Chile cree que podemos ganar esa primaria, pero así es. Lo que significa que no sólo no vendrán extranjeros a endosar a nuestros líderes sino que Chile se plagará de extranjeros que dirán que estamos locos y no sólo será Aznar.

Ni siquiera insinuar usar la plancha de alcaldes para acumular fuerzas propias. Esta directiva quiere postergar el debate de alianzas hasta después de la municipal, cuando ya no tenga su principal herramienta de negociación y cuando no tenga tiempo de reaccionar por el desenlace inevitable. La elección municipal no tendrá el impacto que la directiva DC cree en la presidencial. Ya Lavín despejó ese mito.

Entretanto la DC le entrega la segunda autoridad del país a Guido Girardi, quien reemplazará al Presidente en caso de muerte. Un sujeto que no cree en la Concertación. Que tampoco respeta acuerdos y con otra agenda. Los DC austriacos tuvieron el mismo problema con Jorg Haider: cómo una minoría usa una plataforma amplia, que no podría por sí sola, y a cambio de nada.

La DC hoy no arbitra nada. No morigera a otros ni nadie cambia su opinión por lograr su respaldo. Ni en el AVC, aborto, educación, temas fiscales. Todo su afán se reduce a barajar popularidades presidenciales que no aparecen por ningún lado. Tampoco la DC aparece como un garante de una diversidad de identidades sociales de la cual ella es una más. Hoy es “trabajar Concertación hacia adentro”, como lo dijera Víctor Maldonado. Aún así Huneeus apela por perder temor al camino propio. Andrés Zaldívar clama por un espacio político más líquido y hasta Ricardo Hormazábal se queja de que el acuerdo con el PC fue inútil. A confesión de parte, relevo de pruebas.

En síntesis, son las prioridades de esta gestión. Su incapacidad para jugarse por armar una coalición después de una elección general en vez de acuerdos pre-electorales y su total desinterés por elaborar una estrategia de recuperación de toda la diáspora democratacristiana que se ha ido y que requiere dedicación propia.

Todo ello mina su credibilidad. Le quita convicción y consume el poco tiempo que tiene para producir resultados…. por mucho que lo diga con una sonrisa.

domingo, 2 de enero de 2011

LA ELECCION DEL FRENTE VECINAL COMUNITARIO, UN FRAUDE, DE PRINCIPIO A FIN.


Los hechos han demostrado que orquestada desde el segundo piso de la sede nacional del PDC Alameda 1460, la elección del Frente Vecinal Comunitario Demócrata Cristiano, fue un fraude de principio a fin.


El Presidente Nacional y el Secretario Nacional del PDC pese a que el Tribunal Supremo con fecha 23 de Octubre de 2010 les había informado que no aprobaba el Reglamento de Elecciones del Frente Vecinal sometido a su probación. Convocaron a Elecciones Nacionales con ese Reglamento el que fue aprobado en un Consejo Nacional Extraordinario del día 25 de Octubre a medio día. Fijándose como única fecha para inscribir listas el día siguiente 26 de Octubre de 2010.


Mientras tras bambalinas un grupo de desaprensivos liderados por Alejandro González Gonzáles con la complicidad del Ex Subsecretario Nacional Mario Soto Sánchez y la participación activa de Mauricio Andrés Flores Arcos y Claudio Reyes Carrasco, estos tres últimos, funcionarios del PDC a cargo de la administración del Proceso Electoral, inscribieron una lista encabezada por José Uribe Quinchahual sin que se cumplieran las formalidades mínimas dispuestas en el reglamento de Elecciones que ellos mismos redactaron para el Frente Vecinal contraviniendo a sabiendas disposiciones expresas del Tribunal Supremo del PDC.


Los Hechos: la Lista encabezada por José Uribe Quinchahual fue inscrita por Mario Soto Sánchez,  a la fecha, Subsecretario Nacional del PDC a sabiendas que sus miembros no cumplían con lo estipulado en el Articulo, 2 letra b del Reglamento de Elecciones aprobado por el Consejo Nacional extraordinario del día 25 de Octubre. Además una de las candidatas ni siquiera  era militante del PDC y que el candidato a Secretario Nacional al Frente Vecinal, además de ser funcionario del PDC a cargo de la administración del proceso electoral, era candidato a vicepresidente de la Lista 1 en la Décima Comuna de la Región Metropolitana, encabezada por Teresa Cáceres Gonzáles. Contraviniendo una resolución expresa del Tribunal Supremo referente a las incompatibilidades.


Pese a ello, no solo se inscribió esta Lista 2 sino que también no se dio curso a la impugnación presentada por la Lista 1 y además por bajo cuerdas se acepto el reemplazo de Patricia Donoso Gonzáles que no militaba, por Víctor Hugo Cruz Guzmán sin informar formalmente este cambio.


El día de la Votación no se dio cumplimiento a la circular Nº 105 y no se solicitaron en la mayoría de las Comunas de la Región Metropolitana los certificados de vigencia a los votantes como tampoco se acompañaron a los votos como lo establecía el Reglamento de Elecciones rechazado por el Tribunal Supremo. El resultado es que aparecieron de las alcantarillas de Santiago 84 votos de personas que nada tienen que ver con las Organizaciones Vecinales o Comunitarias con personalidad jurídica vigente. 


Durante treinta y cinco días, los únicos que tuvieron acceso a los "resultados" de la elección son los  cómplices de Mauricio Flores Arcos y Claudio Reyes Carrasco, puesto que pese  a las buenas palabras del nuevo Subsecretario Nacional Rodrigo Buzada, esta información parcial fue publicada en la Web de la DC solo a finales del Diciembre de 2010. 


En este FRAUDE han participado no solo funcionarios del PDC, también dirigentes del más alto nivel. Esta es una muestra más de la postración ética y moral en que se encuentra sumido el Partido Demócrata Cristiano y sus dirigentes que prometieron renovación y hoy coludidos con la hez de la colectividad defraudan la confianza de cientos de militantes que creyeron participar en un proceso limpio donde su “imparcialidad” era garantía de equidad y juego limpio.


Denunciamos este escándalo por ser una muestra más de adonde ha llegado el PDC, porque Mauricio Flores Arcos actúa en completa impunidad. Fue candidato territorial y participó en la administración de las elecciones territoriales. Fue candidato funcional y actúa en la administración de dichas elecciones. De sus jefes directos Víctor Maldonado y Rodrigo Buzada  queremos creer que han sido sorprendidos por los coludidos comandados por Alejandro González Gonzáles y su testaferro José Uribe Quichahual quienes han actuado sobre seguro pues sabían del correo del 23 de Octubre en que el Tribunal Supremo informó al Presidente del PDC que no aprobaba el Reglamento de Elecciones para el Frente Vecinal. Y el Presidente del PDC a sabiendas de esa situación dejó hacer a sus subordinados. 


Una vez más este grupo encabezado por Alejandro González González defrauda, manipula y sorprende a inocentes dirigentes que en su afán de cumplir con los plazos impuestos por la Junta Nacional del 29 de Mayo de 2010, delegaron en unos sinvergüenzas la administración de las Elecciones Nacionales del PDC.


Denunciamos a la opinión pública esta situación porque no aceptaremos que se pase a llevar la buena fe de personas honestas. En el PDC aparentemente la virtud es un defecto. Los arreglines entre los grupos de poder son la práctica habitual. Los Dirigentes Vecinales la moneda de cambio y el desparpajo, el fraude y la traición el método de gobernar que Príncipes y Mendigos proponen como modelo para Chile.


Quienes participamos en el  proceso eleccionario lo hicimos confiando en su calidad moral y ética. Creímos sus palabras y aceptamos sus actos como lícitos. PERO LA VERDAD SIEMPRE SALE A LA LUZ. Nos han defraudado. Han dejado que los corruptos una vez más entren por la ventana, les han permitido actuar y no han cautelado la dignidad del PDC. Ellos solo merecen nuestro más absoluto desprecio. Ellos son los sepultureros del PDC.


Domingo 02 de Enero de 2011.